Shino tuvo la gran suerte de encontrarse con un ángel que no pudo mirar hacia otro lado al verlo.     

Estaba en el campo, junto a una autovía, en unas condiciones lamentables: tenía una doble fractura de radio y cúbito, un agujero en la cara, estaba lleno de garrapatas, calvo en las zonas donde estaban adheridas, y presentaba una deshidratación y desnutrición severas, además de un resfriado que le duró meses.

  El pobre, como buenamente pudo, se acercó a su salvador maullando. Este le dio agua  y, al ver el estado en el que se encontraba, decidió llevarlo al veterinario de su pueblo, a pesar de estar a casi 100 km de distancia. 

No podía dejarlo allí. Mientras tanto, su mujer preparó una habitación en casa para acogerlo:

un lavadero en el patio. No era el mejor  sitio, pero no había otro lugar disponible.   

También instaló un par de cámaras de seguridad en el lavadero para tenerlo vigilado  en todo momento. Una vez en el veterinario,lo examinaron, le hicieron radiografías y le administraron las medicaciones pertinentes.

Shino, que calculamos que tendría unos 9 meses, no pesaba más de 1,4 kg (de los cuales, la mitad eran garrapatas).  

Cuando por fin llegó al lavadero, se sintió seguro. Durmió cuanto pudo, en paz, sabiendo que ya nadie más podría   hacerle daño.  La mujer se encargó de curarlo y medicarlo siguiendo las pautas del veterinario.  Este programó la operación para la doble fractura que tenía en la patita, pero surgió un contratiempo: al estar la patita vendada, se le ulceró, y no se pudo operar hasta que la herida cicatrizara. 

Durante unas semanas, se le aplicó el tratamiento Phovia. Phovia es un tratamiento que utiliza una lámpara LED especial y un gel que reacciona a esa luz. Esta combinación usa una energía llamada FLE que actúa a nivel celular para estimular la piel.

La energía FLE es capaz de penetrar en varias capas de la piel al mismo tiempo, logrando efectos como reducir la inflamación, acelerar la curación de heridas y aumentar la producción de colágeno.

En resumen,

 los animales tratados con Phovia necesitan la mitad del tiempo de tratamiento en comparación con otras terapias, lo que significa menos molestias tanto para ellas como para sus tutores.

La operación salió bien; se le colocó una placa de titanio para unir los huesos y facilitar la consolidación. Sin embargo, 

hubo otro contratiempo: cuando casi todo había cicatrizado, una pequeña zona no terminaba de cerrar. Se le hizo un cultivo de la herida y resultó ser una infección por la bacteria Escherichia coli. Hubo que volver a operar para retirar la placa, ya que la bacteria podría haberse alojado entre el tornillo y el hueso. Se comprobó que los huesos estuvieran correctamente soldados para proceder con la extracción. Esta vez, cicatrizó perfectamente.

El agujero de la cara también se cerró por completo gracias a las curas diarias y una crema específica.    

Ahora Shino es un gato feliz y muy querido por su familia. Tras meses de aislamiento, se adaptó muy bien a los otros dos gatos que ya tenía la familia.

El amor incondicional puede cambiar vidas. Todas las vidas merecen una oportunidad.