En el artículo de hoy vamos a hablar de los principales aspectos del calicivirus felino. Hemos basado la mayoría de la información en una revisión publicada en 2024 en la revista Frontiers, podéis acceder al articulo original aquí: https://doi.org/10.3389/fmicb.2024.1388420

1. El calicivirus felino (FCV): El FCV es un virus ARN altamente variable, lo que le permite adaptarse rápidamente a diferentes presiones ambientales y del hospedador. Esta variabilidad genética complica el desarrollo de vacunas eficaces y el diagnóstico preciso.

2. Patogénesis: El FCV infecta principalmente las vías respiratorias superiores de los gatos, pero algunas cepas pueden causar enfermedades sistémicas graves.

El virus puede persistir en las amígdalas, la orofaringe y tejidos respiratorios, manteniéndose en un estado latente o replicándose de forma intermitente.

El estado inmunitario limita la infección por FCV en cierta medida. Aunque la inmunidad preexistente, ya sea derivada de anticuerpos maternos o de la vacunación, puede reducir o eliminar los síntomas clínicos, no impide la infección. Los gatos vacunados o inmunizados de forma natural pueden convertirse en portadores tras una infección subclínica, lo que resalta el papel de los portadores asintomáticos en la epidemiología de la enfermedad.

Los gatos infectados con FCV pueden vivir una vida larga y feliz si reciben atención adecuada y control de la enfermedad. Además, pueden convivir con otros gatos teniendo en cuenta todas las medidas de precaución necesarias (vacunas, higiene, observación de síntomas clínicos tempranos, etc).

3. Epidemiología: El FCV afecta principalmente a los gatos, sin que se conozcan reservorios ni hospedadores alternativos, excepto algunos félidos salvajes. Los humanos no son susceptibles a la infección.

Se transmite fácilmente entre gatos, especialmente en entornos con alta densidad poblacional como refugios y colonias felinas. La diseminación del FCV se produce principalmente a través de secreciones orales y nasales en gatos con enfermedad aguda, aunque también está presente en sangre, orina y heces.

Después de una infección aguda, muchos gatos continúan eliminando el virus por un periodo de tiempo prolongado, a menudo más de 30 días, y algunos durante meses, años o incluso de por vida (portadores crónicos).

Estos gatos portadores crónicos pueden seguir transmitiendo el virus aunque no presenten síntomas clínicos evidentes.

Un subconjunto de gatos parece ser resistente a la infección a pesar de la exposición continua, probablemente debido a mecanismos inmunitarios o factores genéticos. El FCV se detecta tanto en gatos con infecciones agudas como en aquellos que aparentemente se han recuperado, pero que siguen siendo portadores.

La capacidad del virus para persistir en el ambiente es considerable, ya que puede sobrevivir en superficies secas a temperatura ambiente durante días o semanas, y aún más tiempo en condiciones más frías y húmedas

La prevalencia de este virus varía según la región y las condiciones de manejo de los animales.

4. Factores que favorecen la cronicidad:

  • Estado inmunitario del gato: animales inmunocomprometidos, estresados o con coinfecciones (como con herpesvirus felino o retrovirus) son más propensos a convertirse en portadores crónicos.
  • Variantes virales: algunas cepas tienen mayor capacidad para establecer infecciones persistentes.
  • Ambientes colectivos (refugios, colonias felinas): favorecen la reinfección y selección de cepas resistentes a la inmunidad del huésped.

5. Diagnóstico: El diagnóstico del FCV se basa en la detección del ARN viral mediante técnicas de PCR. Sin embargo, la alta variabilidad genética del virus puede afectar la sensibilidad y especificidad de estas pruebas, lo que resalta la necesidad de métodos diagnósticos más robustos.

6. Prevención y tratamiento: La vacunación es la principal estrategia preventiva contra el FCV. Las vacunas actuales no previenen completamente la infección ni la cronicidad, pero sí reducen la gravedad clínica.

En España, es la vacuna trivalente la que cubre este virus, que se puede administrar desde los 2 meses de edad y que necesita al menos 2 o 3 dosis en el primer año de vacunación, y un recordatorio anual durante el resto de vida del gato. Gatos vacunados aún pueden convertirse en portadores si se infectan.

El tratamiento es sintomático y de apoyo: manejo del dolor, antibióticos si hay infecciones secundarias, inmunomoduladores (como interferón omega felino), y en algunos casos, extracción dental en estomatitis severas.

Además, las medidas de higiene y el aislamiento de gatos infectados son esenciales para controlar la propagación.

7. Importancia de la vigilancia: La vigilancia epidemiológica continua es crucial para detectar cepas emergentes del FCV y adaptar las estrategias de control en consecuencia. Esto incluye el monitoreo de brotes y la caracterización genética de las cepas circulantes.

8. Impacto en la salud felina: El FCV puede ser una amenaza significativa para la salud de los gatos, especialmente en poblaciones vulnerables como los gatos jóvenes, ancianos o inmunocomprometidos. La infección puede provocar desde síntomas leves hasta enfermedades graves.

9. Conclusión: El manejo eficaz del FCV requiere un enfoque integral que combine la vacunación, medidas de bioseguridad, diagnóstico preciso y vigilancia epidemiológica. La colaboración entre veterinarios, investigadores y tutores de gatos es esencial para reducir la carga de esta enfermedad en las poblaciones felinas.